El lingüista Charles F. Hockett habla de quince rasgos definitorios de la lengua:
- Modo de comunicación: es el canal vocal-auditorio el principal en el lenguaje humano (se produce el mensaje con la boca y se recibe con el oído). También puede darse el canal manual-visual.
- Transmisión difundida y recepción dirigida: en el habla se emite un mensaje que se expande en todas direcciones y que puede ser escuchado por cualquiera; sin embargo, el sistema auditivo humano permite la identificación del lugar de donde proviene.
- Transitoriedad: el mensaje humano es temporal; las ondas se devanecen y el mensaje no persiste ni en el tiempo ni en el espacio.
- Desarrollo interlocutivo o intercambiabilidad: un hablante, en condiciones normales, puede tanto emitir como recibir mensajes.
- Retroalimentación total: el hablante puede escucharse a sí mismo en el preciso instante que emite un mensaje. Esto es importante para la realización correcta del habla.
- Especialización: los órganos que intervienen en el habla, aparte de servir para sus funciones fisiológicas correspondientes, están especializados para el habla.
- Semanticidad: la señal se corresponde con un significado en particular. Es un elemento fundamental de cualquier método de comunicación.
- Arbitrariedad: no existe correlación entre la señal y el signo. Por ejemplo, los fonemas que crean la palabra nada en sí mismos no tienen relación alguna con ese concepto; en croata, por ejemplo, nada significa esperanza. No hay razón alguna para que el concepto carencia de algo debiera ser «nada» y no cualquier otra combinación de fonemas.
- Discreticidad: las unidades básicas son separables, sin haber una transición gradual. Un oyente puede oír o «t» o «d», e independientemente de que lo escuche bien distinguirá o una u otra, sin escuchar una mezcla de ambas.
- Desplazamiento: puede hacerse referencia a situaciones u objetos que no se sitúan por deíxis, en el «aquí y ahora», es decir, separados por el tiempo o distancia, o incluso sobre cosas que no existen ni han existido.
- Doble articulación o dualidad: existe un nivel o segunda articulación en el que los elementos no poseen significado pero sí distinguen significado (fonema), y otro nivel o primera articulación en el que estos elementos se agrupan para tener significado (morfema). Los elementos de la segunda articulación son finitos, pero pueden agruparse de infinitas maneras.(Cf. Hjelmslev).
- Productividad: las reglas de la gramática permiten la creación de oraciones nuevas que jamás han sido creadas, pero que pueden ser entendidas. (Cf. competencia lingüística, gramática generativa, Chomsky).
- Transmisión cultural: el lenguaje humano es un producto de una evolución histórica y se transmite entre generaciones. Cf. cambio lingüístico, gramática histórica).Es posible que no se dé en el resto de formas de comunicación no humanas.
- Prevaricación: el mensaje puede ser intencionadamente falso.(Cf. máximas conversacionales, Grice).
- Función metalingüística: el lenguaje humano permite referirse a sí mismo; se puede decir que «altar» es una palabra masculina, y no se está haciendo referencia alguna al objeto, sino a la palabra en sí.
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